Joseph Lancaster
Joseph Lancaster nació en Southwark, al sur de Londres, el 25 de noviembre de 1778. A Lancaster le tocó vivir en la Inglaterra en vías de industrialización cuando no había educación pública y no había escuelas normales, en donde había una fuerte masa inculta y sin posibilidad alguna  de alcanzar algún tipo mínimo de educación. En el siglo XVIII, la educación inglesa consistía en instituciones privadas de larga data que atendían a los más privilegiados, a los que se daba una educación de alta calidad.  Algunos ciudadanos privados ofrecían también cursos para los alumnos que pudiesen pagar, sin embargo, la educación primaria estatal era deprimente en medios y recursos.
La historia comenzó en 1779 cuando el joven Andrew Bell fue enviado a la India como capellán del ejército y superintendente designado para un asilo de huérfanos de los soldados británicos (Dickson, 1986). Las instalaciones eran escasas: no tenían suficientes maestros calificados, los bajos salarios y la falta total de recursos como el papel o pizarras individuales. Un día, Bell observó un niño muy inteligente del grupo ayudando otros niños a escribir. Decidió que lo prepararía para enseñar el alfabeto a otros, y se le ocurrió utilizar cajas con arena en la parte inferior de manera que los alumnos podrían escribir las letras; esto se convirtió en una característica distintiva del método. El procedimiento fue tan exitoso que él enseñó a otros niños, para que enseñaran  a leer y otros temas a sus compañeros menos avanzados. La enseñanza mutua o Método de enseñanza mutua nació (Dickson, 1986).
En 1797, después de regresar a Londres, Bell publicó “Experimentos en Educación” hecho en el asilo de sexo masculino en Egmore, cerca de Madrás, con sus reflexiones en el potencial de este nuevo método para satisfacer las demandas educativas de los niños de los barrios pobres.
El hilo conductor de esta historia continuó cuando una copia del folleto de Bell cayó en manos de Joseph Lancaster en 1798. Hijo de un jubilado del ejército que fabricaba tapices para complementar sus ganancias, el padre de Lancaster nunca logró tener una situación económica estable, lo  que impulsó al hijo a interesarse por la educación como una forma de obtener un mejor lugar en la lucha por la vida y que decidió proporcionar educación a los niños pobres de su barrio. Siendo un hombre muy joven, sintió un llamado y se convirtió en un misionero, salió de su casa a los catorce años y se fue a Bristol donde trató de embarcar a Jamaica, con el fin de enseñar la Biblia a los niños pobres. Como no pudo pagar el billete, volvió a casa, entró en la comunidad de cuáqueros, unos disidentes de la  congregación de la iglesia oficial, y trabajó un tiempo  como acomodador en dos escuelas (Hassard y Rowlinson, 2002).
A diferencia del pensamiento católico, los protestantes pensaban que era necesario que el pueblo conociera y leyera la biblia  en su propio idioma y para esa actividad religiosa, que se hacía diariamente en familia, era preciso educar, al menos en las primeras letras. Por eso no debe extrañarnos la asociación que se daba entre los cuáqueros educadores y su rol de vendedores o distribuidores de biblia, situación que como veremos, produciría como efecto perverso, el rechazo a la difusión del método en algunos lugares en que predominaba el credo católico.
 Estaba tan  excitado por esa experiencia de Bell, que quiso  tener su propia escuela. A  los 19 años, el 1 de enero de 1778, Lancaster fundó una escuela en Southwark, un arrabal de Londres, en la cual, con base en las experiencias previas de Bell, aplicó un método de enseñanza consistente en hacer que los alumnos mayores y más adelantados, llamados "monitores", enseñaran a sus condiscípulos bajo la dirección del maestro. Gracias a esto pudo reunir en su escuela a más de mil niños. Con sus propias manos, construyó las mesas y bancos, utilizando tablas viejas. Pronto se involucró tanto en esta aventura que comenzó a desarrollar su propia versión del método,  utilizando  un enfoque minucioso de precisión militar.
Decidió bajar los costos eliminando los insumos más onerosos: cambió el papel por arena; las plumas por los dedos de los alumnos o simplemente con un palito ellos escribían en la mesa de arena; sustituye a varios maestros por uno solo, empleando a alumnos monitores. Lancaster, un hombre de contrastes y de carácter impulsivo, y un mal administrador, era casi maníaco en su planificación de las actividades de la escuela. En 1808 publicó “Las mejoras en la educación”, que describe su acercamiento a  “El Sistema de monitores o método de Lancaster”, que pronto se convirtió en un punto de referencia como centro de enseñanza. Este método de monitores ofrece un mecanismo para la educación primaria en masa, cambiando la dinámica convencional de la clase, en un refinado sistema dirigido a la optimización de los esfuerzos educativos. El núcleo del método era utilizar los estudiantes que ya habían adquirido las tres básicas herramientas de alfabetización, con lectura de la Biblia como un complemento moral, para ayudar a otros que sabían menos, evocando así lo esencial proceso de aprendizaje de un oficio y transformar el aula en una colmena de ayuda mutua. El sistema pedagógico rígido compuesto por una serie compleja y completa de normas, rutinas, comandos y dispositivos de enseñanza  fue fundamentada en los logros progresivos, premios y castigos. Como premio o estímulos para esos monitores, se encontraban en la sala algunos juguetes que podrían ganar con su labor de ayuda. Por lo tanto, un solo maestro podía manejar una escuela con cientos de estudiantes. Es sorprendente la meticulosa eran descripciones de Lancaster:  procedimientos, rutinas, y la descomposición de la materia de lectura, escritura y las matemáticas elementales que fueron descritos con cuidado, así como el conjunto de órdenes y señales, que para algunos parecen coreografía (Caruso, 2003), pero también se parecía a los procedimientos militares. El origen de este estilo militar que Lancaster estampada en el método, no se considera en la literatura.
Kaestle (1973) ha capturado el espíritu del sistema en la frase: "las escuelas como fábricas, escuelas como regimientos”. Sin embargo, la mecánica era una metáfora aceptable en los tiempos de la revolución industrial. Foucault (1977) aunque ha considerado que el método es un indicador del inicio de la modernidad, señalando los mecanismos sociales de sumisión y control del colectivo, según su punto de vista, en las fábricas, cárceles y escuelas.
En 1800 el método daba que hablar en todo Londres y Lancaster decide hablar con los notables de Londres a fin de obtener ayuda y poder dar enseñanza gratuita a los pobres. El joven educador logra atraer la atención de dos benefactores de la nobleza, Lord Somerville y del Duque de Bedford, quienes apoyan económicamente a una naciente  sociedad  para la educación de los niños pobres.
Lancaster pronto se hizo famoso e incluso fue invitado a palacio para cumplir con Jorge III, recibiendo su patrocinio real y el pleno apoyo y provoco celos en los funcionarios de la Iglesia Oficial Anglicana que vio un peligro en la preponderancia adquirida por un miembro de una denominación disidente. En 1808, la Sociedad para la Promoción del Sistema de Lancasteriana para la  educación de los pobres se formó con Lancaster como presidente. Sin embargo, su difícil personalidad, su despilfarro de recursos, y sus malos modales crearon problemas insuperables, hasta que fue despedido de su cargo. En 1813, la sociedad se convirtió en Sociedad de Escuelas Británicas y Extranjeras (BFSS), que todavía existe.
Lancaster acogía niños de cualquier religión preocupándose sobre todo de enseñarles las nociones que más podían serles de provecho en la vida. A raíz de estas diferencias, Lancaster encontró la oposición de la Iglesia Anglicana y de los amigos de Andrew Bell, pero con el apoyo de la Corte y de Carstairs y Fox, fundadores de la British and Foreing Society for Education, en 1811 el sistema lancasteriano contaba en Gran Bretaña con 95 escuelas, en las cuales recibían enseñanza más de 30.000 alumnos.
Pero Lancaster fracasó cuando quiso aplicar su método a la enseñanza superior, y después de caer en bancarrota, tuvo que emigrar a los Estados Unidos en 1818 donde es bien recibido por el gobierno, el cual tenía el mismo problema que se daba en todos los países de América: ¿de dónde sacar tantos maestros como requerían las naciones que veían en la educación una forma nueva de libertad?  allí introdujo su sistema de enseñanza mutua, y fundó escuelas en Nueva York, Boston, Filadelfia y otras ciudades. Visitó la ciudad de Washington, y el Congreso expidió un decreto  para agradecer los servicios del educador inglés.   
LANCASTER EN CARACAS.
El Libertador Simón Bolívar se encontró por vez primera con Lancaster en la residencia de Miranda en Londres, en 1810. De aquel encuentro en el que también estuvieron presentes López Méndez y Andrés Bello, el pedagogo caraqueño revelará en sus apuntes autobiográficos:
"En 1810 Bolívar estuvo en Londres, vio a Joseph Lancaster y visitó su escuela, prometiendo el envío de dos jóvenes de Caracas para que aprendieran el sistema bajo la tutela directa de su fundador". Bolívar tenía igual preocupación por la educación que otros próceres de los nacientes países, porque podemos decir y como demostraremos, que la enseñanza era un problema común y de extraordinaria importancia para ellos. Pasaron largos años, hasta que en1823 escribe una carta a Simón Bolívar proponiéndole implementar su método en Latinoamérica.
El 5 de mayo de 1823 el insigne pedagogo inglés escribió al Libertador: "He hecho algunos adelantos considerables en mi sistema de educación, que todavía no son conocidos del mundo, y de los cuales podrá Colombia, si tú gustas, reportar los primeros frutos... Sólo tengo que añadir mis sinceros votos porque la bendición del cielo recaiga sobre tus esfuerzos para la educación de la juventud de tu patria; y para que, por tu medio, Colombia llegue a ser lumbrera para los otros Estados del Sur”.
 Después, Lancaster se trasladó a Caracas invitado por la Municipalidad y protegido por las autoridades, y por el Libertador desde el Perú. Sus deseos de instalarse en Colombia llegaban en el mejor momento de la vida de la joven República, ya que recientemente promulgada, la nueva legislación educacional por disposición legislativa del 26 de enero de 1822, Francisco de Paula Santander decretó la instauración del método de enseñanza mutua en las escuelas de la República de Colombia. El cuerpo normativo tiene, al menos, tres elementos de sumo interés:
1 Se establecerían escuelas en las ciudades de Bogotá, Caracas y Quito.
2 Los intendentes de Cundinamarca, Boyacá, Magdalena, Cauca e Istmo de Panamá, por cada provincia bajo su mando, enviarían un joven “u otra persona de talento”, a Bogotá. Mientras que a las provincias bajo los Intendentes de Venezuela, Orinoco y Zulia, harían lo propio hacia la ciudad de Caracas.
3 Quienes llegaran a desenvolverse con el método lancasteriano, regresarían a sus provincias de origen a compartir los conocimientos con los maestros de las parroquias.
.La presencia en Colombia de tan prestigioso maestro, el líder de la novedad pedagógica, significaba un respaldo a la iniciativa educativa del gobierno y el mejor aval para garantizar el éxito de la empresa de cultura que se proponía el Libertador.
A las cartas de Lancaster dará respuesta Bolívar por carta fechada en Lima, el 16 de marzo de 1825, pero ya el preceptor estará instalado en Caracas, y le expresará su satisfacción por "la determinación que ha tomado de permanecer entre nosotros con el laudable objeto de propagar y perfeccionar la enseñanza mutua que tanto bien ha hecho y hará a la cultura del espíritu humano, obra maravillosa que debemos al ingenio singular del mismo que ha tenido la bondad de consagrarse a la instrucción de mis tiernos conciudadanos".
El 5 de julio de 1824, coincidiendo con el decimotercer aniversario de la Declaración hecha por el primer Congreso de Venezuela en 1811, se abre en Caracas la escuela de enseñanza mutua bajo la dirección del ya célebre Joseph Lancaster.
En 1826 se publica en Bogotá el Manual del Sistema de Enseñanza Mutua Aplicado a las Escuelas Primarias de los Niños, con la finalidad de satisfacer la demanda de información y orientación que sobre el régimen lancasteriano se hacía desde distintos lugares de Colombia. Un ejemplar del manual llegaría a Santiago con Camilo Henríquez. 
Cuando Bolívar fue presidente le prometió a Lancaster veinte mil dólares para la educación de los niños de la ciudad; Bolívar nunca olvidó a Lancaster ni dejó de alabar el método que había visto rendir sus frutos en Londres. En una misiva, el Libertador escribe a Lancaster, el 16 de marzo de 1825:
“.......Vd. parece que ha menester de protección para realizar sus designios benéficos, por tanto me adelanto a ofrecer a Vd. veinte mil duros para que sean empleados a favor de la instrucción de los hijos de Caracas.” 
En carta del 7 de abril de 1826, fechada en Lima, le dice al gran educador: 
“al llegar a esta capital tuve la satisfacción de recibir dos cartas de Vd. de los meses de junio y agosto próximos pasados. En ellas me ha sido muy agradable observar que el interés que Vd. toma en la educación de la juventud de Colombia se aumenta cada día más, y he visto con infinito placer las proposiciones que Vd. tiene la bondad de hacerme para adelantar los establecimientos de mutua enseñanza que tanto honran al genio de Vd.” 
Lancaster permaneció en Caracas desde1825 hasta 1827 y se casó allí, y el presidente estuvo presente en su boda; sin embargo, los dos se distanciaron luego de que Bolívar no pagó la suma prometida. Las rentas públicas que se manejaban a nivel departamental no eran suficientes y fluidas para sufragar el compromiso adquirido con la nueva fundación lancasteriana de Caracas al ritmo de las exigencias del prestigioso preceptor. Por ello, el Intendente Escalona acudió al Gobierno Central de Bogotá para gestionar 1.500 pesos del tesoro nacional para el pago del director de la nueva escuela. No obstante esta voluntad de cooperación, las dificultades imperantes y la economía de guerra impedían que el dinero llegara a la escuela, y si llegaba, venía incompleto, problema éste que contribuirá a causar tropiezos a la iniciativa de Lancaster. A esto se sumará la exigencia que la Municipalidad haría al pedagogo inglés para que incluyera la enseñanza obligatoria de la fe católica en su escuela, petición a la que éste se negaría persistentemente, como lo hiciera en Inglaterra ante las presiones de la Iglesia Anglicana.
Fueron muchas las recomendaciones que Lancaster propuso a la nueva República para consolidar su proyecto educativo y que fueron desatendidas por la carencia de recursos. Entre éstas se cuentan la creación de un Jardín Botánico y un Laboratorio de Ciencias Físicas, la fundación de una Biblioteca para los maestros en formación y una imprenta para editar textos escolares.
Todas estas dificultades llevaron al pedagogo inglés a abandonar la empresa para la que había sido invitado a Caracas, luego de tres años de esfuerzos y penurias económicas. Cuando Bolívar llega a Caracas en enero de 1827, la situación de Lancaster era muy difícil. Su permanencia durante aquellos años que van desde mediados de 1824 a fines de 1826, había sido fecunda en problemas y conflictos por una u otra razón y todo ello había contribuido a deteriorar su buena imagen. De modo pues que Bolívar se encuentra con una situación difícil de recuperar.
 Bolívar, pese a su ingente obra de militar y político que ocupaba casi todo su tiempo, tuvo algunos momentos para  reflexionar sobre la educación de nuestra América y Encina (1964:254) nos ha dejado una cita en que Bolívar define a su ideal de maestro:
“el hombre generoso y amante de la patria, que sacrificando su reposo y su libertad, se consagra al generoso ejercicio de crearle al estado ciudadanos que lo defiendan, lo ilustren, lo santifiquen, lo ennoblezcan y le engendren otros tan dignos como el ser ciudadano benemérito de la patria: busca la veneración del pueblo y el aprecio del gobierno. Este debe alentarle y concederle distinciones honrosas” pero el Libertador, llevado por sus ideas modernizadoras, hace un alcance a este ideal: “claro que no hablo de los que llaman maestros de escuela, es decir, de aquellos hombres comunes, que armados del azote, de un ceño tétrico y de unas perfectas declamaciones, ofrecen más bien la imagen de Plutón, que las de un filósofo benigno. Aquí se enseñan más preocupaciones que verdades; es la escuela de los espíritus serviles, donde el miedo no permite al corazón el goce de otras sensaciones
Las conversaciones con Lancaster influyeron en la percepción moderna que tenía Bolívar sobre la educación que precisaba la América hispana.
Los años posteriores.
Lancaster pasa de Caracas a los Estados Unidos, donde permanece hasta 1829, cuando decide trasladarse al Canadá. Allí no tendría éxito al tratar de establecer su sistema.
Residía en Nueva York en 1838, cuando fue atropellado por un carruaje y falleció a consecuencia de las heridas recibidas. Publicó libros sobre su sistema de enseñanza, y una Autobiografía en 1833
·         The British System of Education (1812)
·         Epitome of the Chief Events and Transactions of my Own Life (1833).
Ambas permiten al lector conocer la educación como era en su época y comprender entonces la enorme tarea que enfrentó este educador.
El método se propagó, por México, Río de Janeiro, Buenos Aires y Bogotá, para convertirse en el método oficial  de enseñanza primaria en la mayoría de países de América Latina.     El método de enseñanza mutua fue bien recibido en América de habla hispana, pero sus preconizadores eran vistos con desconfianza, toda vez que eran a la vez divulgadores de la biblia, lo cual estaba prohibido por la santa sede que condenaba la traducción de ésta a los idiomas vernáculos. 
El papa Gregorio XVI llevado por la doctrina que prohibía la lectura de la biblia, condenó en 1844 a las sociedades bíblicas por considerar que animaban a fieles e infieles a leer el libro sagrado sin ninguna guía espiritual. Posteriormente, el papa Pío IX emite la encíclica qui pluribus en el año 1846 y en lenguaje especialmente agresivo, ataca a esas sociedades por considerarlas muy astutas y porque rechaza “.. las horribles infecciones de todos aquellos volúmenes y opúsculos que llegan de todas partes y enseñan a pecar...; contra las doctrinas pestilentes, el montón de errores...la desenfrenada libertad de pensar, de hablar, de escribir...y contra las perversas enseñanzas, sobre todo de filosofía, que engañan y corrompen miserablemente a la juventud, suministrándoles hiel de dragón en el cáliz de babilonia” (citado por alighiero ,1992, tomo 1: 458).
El mismo papa, en 1849, a petición de los curas de américa del sur,  renueva su ataque contra las sociedades bíblicas y solicita que el clero vele en las escuelas tanto públicas como privadas para que la enseñanza esté conforme con la doctrina católica. Como se aprecia, la iglesia católica veía con preocupación que las enseñanzas de los protestantes invadieran la américa hispana y que los herejes lograsen apoderarse de las almas y mentes de sus habitantes, poniendo en peligro la hegemonía católica en el continente.
Además, la iglesia no veía con agrado a los divulgadores de la didáctica de Lancaster por su condición de protestante  y no por el método pedagógico  en sí  y  porque además los protestantes  estaban invadiendo un área de la sociedad -la educación- que había sido un monopolio de ella. Era predecible que surgieran problemas que subterráneamente impidieron la mayor divulgación de la nueva enseñanza en el continente y que apagarían la dinámica del método en toda  la américa hispana.  
Los obstáculos económicos, culturales y religiosas impidieron su consolidación, y poco a poco cayó en desuso. Fue utilizado en México hasta 1890, cuando la Compañía Lancasteriana se disolvió (Roldan, 1999). Cuando el sacerdote chileno Camilo Henríquez (1769-1825) se encontraba en argentina en 1819, conoció que al país había llegado el ciudadano norteamericano Diego Thompson, con la misión de enseñar el método creado en Inglaterra por Joseph Lancaster, Camilo Henríquez quedó tan impresionado por la experiencia de argentina, que elaboró una memoria titulada bosquejo compendioso del sistema de enseñanza mutua , a la luz de este documento, Bernardo O´Higgins resolvió invitar a Thompson a pasar a Chile. 
John Diego Thompson
(Más conocido como Diego Thomson) Nació en Creetown, Escocia el 1 de septiembre de 1788.Fue un pastor Bautista y educador, que recorrió Latinoamérica en el siglo XIX, para promover el sistema de educación lancasteriano en las nuevas naciones hispanoamericanas y para predicar el evangelio y los principios cristianos. Thompson en su labor como misionero trajo la Biblia en la lengua de los pueblos americanos y promovió su lectura. En 1818, Diego Thomson, joven y solitario, desembarcó en el puerto de la ciudad de Buenos Aires dispuesto a producir cambios sociales, de acuerdo a lo que su conciencia le indicaba como llamado divino. La recepción que Diego Thomson tuvo por parte de las autoridades de Buenos Aires fue extraordinaria e increíble; y poco a poco se ganó la confianza y el apoyo de los círculos más influyentes de la ciudad. Fue amigo íntimo de los grandes próceres de la Independencia, hecho que facilitó su trabajo para dar a conocer las Sagradas Escrituras.
Thomson llegó representando a la Sociedad de Escuelas Británicas y Extranjeras, entidad formada para difundir la educación pública, de acuerdo a un sistema que había adquirido gran prestigio por aquellos años. Este sistema había sido difundido por el pastor Joseph Lancaster, extrayendo del Antiguo y Nuevo Testamento porciones que creía adecuadas para la comprensión e instrucción de los niños. Las mismas fueron impresas en la imprenta del Estado y distribuidas en todas las escuelas públicas. En 1820 Thomson recibió 400 Nuevos Testamentos en castellano, y algunos más en otros idiomas, de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Estos ejemplares se salvaron milagrosamente del navío que los traía, Ebenezer. También recibió Nuevos testamentos de la Sociedad Bíblica Americana cuando la institución  tenía sólo cuatro años de fundada.
En ese tiempo, la distribución bíblica se desarrollaba sin obstáculos, llegando la Palabra inclusive a la Biblioteca Nacional. Otros ejemplares llegaron al norte argentino, más precisamente a la Provincia de Tucumán. Uno de los ejemplares debió haber sido el que poseía el culto Alberdi, quien en sus «Bases para la Constitución» abogaba por una inmigración de los pueblos que conocían la Biblia.
Diego Thomson se fue de Buenos Aires para continuar su tarea en toda América. Se fue lleno de esperanza, comentando lo siguiente sobre su trabajo en Argentina:
«Ustedes percibirán fácilmente las grandes ventajas que surgen de esta distribución indirecta de las Escrituras... vuelvo mis ojos con placer a los niños. Allí comenzará la gran reforma. Sobre este fundamento debe ser construido todo lo que es noble en nuestra especie, por medio de lo cual Dios debe ser glorificado. Y cuanto más profundo se ponga este fundamento y más temprano se comience la instrucción, tanto más majestuoso y hermoso será el edificio levantado».
En 1827 por orden de las sociedades bíblicas británicas viaja a México, llega a Veracruz con su esposa el 2 de mayo y llevo consigo 300 biblias y 1000 nuevos testamentos para repartirlos. Entabló amistad con el político liberal y sacerdote mexicano José María Luis Mora, dos meses después pidió a Londres otras mil biblias y mil nuevos testamentos. A pesar de que la prensa y de la iglesia católica prohibía la lectura de la biblia algunos sacerdotes aceptaron la lectura de las sagradas escrituras y que se fundara las Sociedad Bíblica Mexicana. Mora dirigía el periódico “El Observador de la Republica” donde animo al pueblo a leer la Biblia y estudiarla.
Entre 1833 y 1837 viajo por el Mar del Caribe, visito Haití donde recomendó a las sociedades bíblicas en Londres traducir la Biblia al haitiano. Gracias a Thompson se fundó la Sociedad Bíblica de Haití, luego recorrió las Antillas. En Cuba regalo biblias a los esclavos negros, pero las autoridades acusaron a Thompson de incitarlos a revueltas, por lo que tuvo que irse a Canadá y en 1838 comenzó a evangelizar a los indígenas Chippewas.
Continúo su labor misionera en España. Gracias a sus esfuerzos se fundó la Sociedad Española de Evangelización en 1855. En 1849 parte a Inglaterra. Muere en Londres, 25 de febrero de 1854, a los 66 años.
Bibliografia
 ABBAGNANO, N. (1982). Historia De la Pedagogía. México:.
·        ABBAGNANO Y VISALBERGHI(1993) historia de la pedagogía. Fondo de Cultura Económica, México
·        CAMPOS VILLALOBOS, N (2006) historia del pensamiento pedagógico. tomo 1, fcb, Santiago de Chile
·         FERNÁNDEZ HERES, R. (1984). Sumario: Escuela Caraqueña de Lancaster. San Cristóbal: Universidad Católica del Táchira.
·         MIRANDA, OLGA (2011); la filosofía de la educación en cuba: sus orígenes. en http://www.hottopos.com/vdletras4/olga.htm
    
      Comentario sobre la clase
      La clase de Historia de la Libertad de Culto en Venezuela estuvo muy interesante y me llevo a revisar los trabajos de ABBAGNANO, N. y FERNÁNDEZ HERES, R. entre otros, donde conseguimos información valiosísima acerca de la historia de la educación en Venezuela y de los inicios del Estudio Biblico en America. Dictada por el Profesor Carlos Valero fue  muy amena e interesante

0 comentarios: