Joseph Lancaster
Joseph
Lancaster nació en Southwark, al sur de Londres, el 25 de noviembre de 1778. A
Lancaster le tocó vivir en la Inglaterra en vías de industrialización cuando no
había educación pública y no había escuelas normales, en donde había una fuerte
masa inculta y sin posibilidad alguna de
alcanzar algún tipo mínimo de educación. En el siglo XVIII, la educación
inglesa consistía en instituciones privadas de larga data que atendían a los
más privilegiados, a los que se daba una educación de alta calidad. Algunos ciudadanos privados ofrecían también
cursos para los alumnos que pudiesen pagar, sin embargo, la educación primaria
estatal era deprimente en medios y recursos.
La historia
comenzó en 1779 cuando el joven Andrew Bell fue enviado a la India como
capellán del ejército y superintendente designado para un asilo de huérfanos de
los soldados británicos (Dickson, 1986). Las instalaciones eran escasas: no
tenían suficientes maestros calificados, los bajos salarios y la falta total de
recursos como el papel o pizarras individuales. Un día, Bell observó un niño
muy inteligente del grupo ayudando otros niños a escribir. Decidió que lo
prepararía para enseñar el alfabeto a otros, y se le ocurrió utilizar cajas con
arena en la parte inferior de manera que los alumnos podrían escribir las
letras; esto se convirtió en una característica distintiva del método. El
procedimiento fue tan exitoso que él enseñó a otros niños, para que
enseñaran a leer y otros temas a sus
compañeros menos avanzados. La enseñanza mutua o Método de enseñanza mutua
nació (Dickson, 1986).
En 1797,
después de regresar a Londres, Bell publicó “Experimentos en Educación” hecho
en el asilo de sexo masculino en Egmore, cerca de Madrás, con sus reflexiones
en el potencial de este nuevo método para satisfacer las demandas educativas de
los niños de los barrios pobres.
El hilo
conductor de esta historia continuó cuando una copia del folleto de Bell cayó
en manos de Joseph Lancaster en 1798. Hijo de un jubilado del ejército que fabricaba
tapices para complementar sus ganancias, el padre de Lancaster nunca logró
tener una situación económica estable, lo
que impulsó al hijo a interesarse por la educación como una forma de
obtener un mejor lugar en la lucha por la vida y que decidió proporcionar
educación a los niños pobres de su barrio. Siendo un hombre muy joven, sintió
un llamado y se convirtió en un misionero, salió de su casa a los catorce años
y se fue a Bristol donde trató de embarcar a Jamaica, con el fin de enseñar la
Biblia a los niños pobres. Como no pudo pagar el billete, volvió a casa, entró
en la comunidad de cuáqueros, unos disidentes de la congregación de la iglesia oficial, y trabajó
un tiempo como acomodador en dos
escuelas (Hassard y Rowlinson, 2002).
A diferencia
del pensamiento católico, los protestantes pensaban que era necesario que el
pueblo conociera y leyera la biblia en
su propio idioma y para esa actividad religiosa, que se hacía diariamente en
familia, era preciso educar, al menos en las primeras letras. Por eso no debe
extrañarnos la asociación que se daba entre los cuáqueros educadores y su rol
de vendedores o distribuidores de biblia, situación que como veremos,
produciría como efecto perverso, el rechazo a la difusión del método en algunos
lugares en que predominaba el credo católico.
Estaba tan
excitado por esa experiencia de Bell, que quiso tener su propia escuela. A los 19 años, el 1 de enero de 1778, Lancaster
fundó una escuela en Southwark, un arrabal de Londres, en la cual, con base en
las experiencias previas de Bell, aplicó un método de enseñanza consistente en
hacer que los alumnos mayores y más adelantados, llamados
"monitores", enseñaran a sus condiscípulos bajo la dirección del
maestro. Gracias a esto pudo reunir en su escuela a más de mil niños. Con sus
propias manos, construyó las mesas y bancos, utilizando tablas viejas. Pronto
se involucró tanto en esta aventura que comenzó a desarrollar su propia versión
del método, utilizando un enfoque minucioso de precisión militar.
Decidió bajar
los costos eliminando los insumos más onerosos: cambió el papel por arena; las
plumas por los dedos de los alumnos o simplemente con un palito ellos escribían
en la mesa de arena; sustituye a varios maestros por uno solo, empleando a
alumnos monitores. Lancaster, un hombre de contrastes y de carácter impulsivo,
y un mal administrador, era casi maníaco en su planificación de las actividades
de la escuela. En 1808 publicó “Las mejoras en la educación”, que describe su
acercamiento a “El Sistema de monitores
o método de Lancaster”, que pronto se convirtió en un punto de referencia como
centro de enseñanza. Este
método de monitores ofrece un mecanismo para la educación primaria en masa,
cambiando la dinámica convencional de la clase, en un refinado sistema dirigido
a la optimización de los esfuerzos educativos. El núcleo del método era
utilizar los estudiantes que ya habían adquirido las tres básicas herramientas
de alfabetización, con lectura de la Biblia como un complemento moral, para
ayudar a otros que sabían menos, evocando así lo esencial proceso de
aprendizaje de un oficio y transformar el aula en una colmena de ayuda mutua.
El sistema pedagógico rígido compuesto por una serie compleja y completa de
normas, rutinas, comandos y dispositivos de enseñanza fue fundamentada en los logros progresivos,
premios y castigos. Como premio o estímulos para esos monitores, se encontraban
en la sala algunos juguetes que podrían ganar con su labor de ayuda. Por lo
tanto, un solo maestro podía manejar una escuela con cientos de estudiantes. Es
sorprendente la meticulosa eran descripciones de Lancaster: procedimientos, rutinas, y la descomposición
de la materia de lectura, escritura y las matemáticas elementales que fueron
descritos con cuidado, así como el conjunto de órdenes y señales, que para
algunos parecen coreografía (Caruso, 2003), pero también se parecía a los
procedimientos militares. El origen de este estilo militar que Lancaster
estampada en el método, no se considera en la literatura.
Kaestle
(1973) ha capturado el espíritu del sistema en la frase: "las escuelas
como fábricas, escuelas como regimientos”. Sin embargo, la mecánica era una
metáfora aceptable en los tiempos de la revolución industrial. Foucault (1977)
aunque ha considerado que el método es un indicador del inicio de la
modernidad, señalando los mecanismos sociales de sumisión y control del
colectivo, según su punto de vista, en las fábricas, cárceles y escuelas.
En 1800 el
método daba que hablar en todo Londres y Lancaster decide hablar con los
notables de Londres a fin de obtener ayuda y poder dar enseñanza gratuita a los
pobres. El joven educador logra atraer la atención de dos benefactores de la
nobleza, Lord Somerville y del Duque de Bedford, quienes apoyan económicamente
a una naciente sociedad para la educación de los niños pobres.
Lancaster
pronto se hizo famoso e incluso fue invitado a palacio para cumplir con Jorge
III, recibiendo su patrocinio real y el pleno apoyo y provoco celos en los
funcionarios de la Iglesia Oficial Anglicana que vio un peligro en la
preponderancia adquirida por un miembro de una denominación disidente. En 1808,
la Sociedad para la Promoción del Sistema de Lancasteriana para la educación de los pobres se formó con
Lancaster como presidente. Sin embargo, su difícil personalidad, su despilfarro
de recursos, y sus malos modales crearon problemas insuperables, hasta que fue
despedido de su cargo. En 1813, la sociedad se convirtió en Sociedad de
Escuelas Británicas y Extranjeras (BFSS), que todavía existe.
Lancaster
acogía niños de cualquier religión preocupándose sobre todo de enseñarles las
nociones que más podían serles de provecho en la vida. A raíz de estas
diferencias, Lancaster encontró la oposición de la Iglesia Anglicana y de los
amigos de Andrew Bell, pero con el apoyo de la Corte y de Carstairs y Fox,
fundadores de la British and Foreing Society for Education, en 1811 el sistema
lancasteriano contaba en Gran Bretaña con 95 escuelas, en las cuales recibían
enseñanza más de 30.000 alumnos.
Pero Lancaster
fracasó cuando quiso aplicar su método a la enseñanza superior, y después de caer
en bancarrota, tuvo que emigrar a los Estados Unidos en 1818 donde es bien
recibido por el gobierno, el cual tenía el mismo problema que se daba en todos
los países de América: ¿de dónde sacar tantos maestros como requerían las
naciones que veían en la educación una forma nueva de libertad? allí introdujo su sistema de enseñanza mutua,
y fundó escuelas en Nueva York, Boston, Filadelfia y otras ciudades. Visitó la
ciudad de Washington, y el Congreso expidió un decreto para agradecer los servicios del educador
inglés.
LANCASTER EN
CARACAS.
El Libertador
Simón Bolívar se encontró por vez primera con Lancaster en la residencia de
Miranda en Londres, en 1810. De aquel encuentro en el que también estuvieron
presentes López Méndez y Andrés Bello, el pedagogo caraqueño revelará en sus
apuntes autobiográficos:
"En 1810
Bolívar estuvo en Londres, vio a Joseph Lancaster y visitó su escuela,
prometiendo el envío de dos jóvenes de Caracas para que aprendieran el sistema
bajo la tutela directa de su fundador". Bolívar tenía igual preocupación
por la educación que otros próceres de los nacientes países, porque podemos
decir y como demostraremos, que la enseñanza era un problema común y de
extraordinaria importancia para ellos. Pasaron largos años, hasta que en1823
escribe una carta a Simón Bolívar proponiéndole implementar su método en
Latinoamérica.
El 5 de mayo
de 1823 el insigne pedagogo inglés escribió al Libertador: "He hecho algunos
adelantos considerables en mi sistema de educación, que todavía no son
conocidos del mundo, y de los cuales podrá Colombia, si tú gustas, reportar los
primeros frutos... Sólo tengo que añadir mis sinceros votos porque la bendición
del cielo recaiga sobre tus esfuerzos para la educación de la juventud de tu
patria; y para que, por tu medio, Colombia llegue a ser lumbrera para los otros
Estados del Sur”.
Después, Lancaster se trasladó a Caracas
invitado por la Municipalidad y protegido por las autoridades, y por el
Libertador desde el Perú. Sus deseos de instalarse en Colombia llegaban en el
mejor momento de la vida de la joven República, ya que recientemente
promulgada, la nueva legislación educacional por disposición legislativa del 26
de enero de 1822, Francisco de Paula Santander decretó la instauración del
método de enseñanza mutua en las escuelas de la República de Colombia. El
cuerpo normativo tiene, al menos, tres elementos de sumo interés:
1 Se
establecerían escuelas en las ciudades de Bogotá, Caracas y Quito.
2 Los
intendentes de Cundinamarca, Boyacá, Magdalena, Cauca e Istmo de Panamá, por
cada provincia bajo su mando, enviarían un joven “u otra persona de talento”, a
Bogotá. Mientras que a las provincias bajo los Intendentes de Venezuela, Orinoco
y Zulia, harían lo propio hacia la ciudad de Caracas.
3 Quienes
llegaran a desenvolverse con el método lancasteriano, regresarían a sus
provincias de origen a compartir los conocimientos con los maestros de las
parroquias.
.La presencia
en Colombia de tan prestigioso maestro, el líder de la novedad pedagógica,
significaba un respaldo a la iniciativa educativa del gobierno y el mejor aval
para garantizar el éxito de la empresa de cultura que se proponía el
Libertador.
A las cartas
de Lancaster dará respuesta Bolívar por carta fechada en Lima, el 16 de marzo
de 1825, pero ya el preceptor estará instalado en Caracas, y le expresará su
satisfacción por "la determinación que ha tomado de permanecer entre
nosotros con el laudable objeto de propagar y perfeccionar la enseñanza mutua
que tanto bien ha hecho y hará a la cultura del espíritu humano, obra
maravillosa que debemos al ingenio singular del mismo que ha tenido la bondad
de consagrarse a la instrucción de mis tiernos conciudadanos".
El 5 de julio
de 1824, coincidiendo con el decimotercer aniversario de la Declaración hecha
por el primer Congreso de Venezuela en 1811, se abre en Caracas la escuela de
enseñanza mutua bajo la dirección del ya célebre Joseph Lancaster.
En 1826 se
publica en Bogotá el Manual del Sistema de Enseñanza Mutua Aplicado a las
Escuelas Primarias de los Niños, con la finalidad de satisfacer la demanda de
información y orientación que sobre el régimen lancasteriano se hacía desde
distintos lugares de Colombia. Un
ejemplar del manual llegaría a Santiago con Camilo Henríquez.
Cuando
Bolívar fue presidente le prometió a Lancaster veinte mil dólares para la
educación de los niños de la ciudad; Bolívar nunca olvidó a Lancaster ni dejó
de alabar el método que había visto rendir sus frutos en Londres. En una
misiva, el Libertador escribe a Lancaster, el 16 de marzo de 1825:
“.......Vd.
parece que ha menester de protección para realizar sus designios benéficos, por
tanto me adelanto a ofrecer a Vd. veinte mil duros para que sean empleados a
favor de la instrucción de los hijos de Caracas.”
En carta del 7
de abril de 1826, fechada en Lima, le dice al gran educador:
“al llegar a
esta capital tuve la satisfacción de recibir dos cartas de Vd. de los meses de
junio y agosto próximos pasados. En ellas me ha sido muy agradable observar que
el interés que Vd. toma en la educación de la juventud de Colombia se aumenta
cada día más, y he visto con infinito placer las proposiciones que Vd. tiene la
bondad de hacerme para adelantar los establecimientos de mutua enseñanza que
tanto honran al genio de Vd.”
Lancaster
permaneció en Caracas desde1825 hasta 1827 y se casó allí, y el presidente
estuvo presente en su boda; sin embargo, los dos se distanciaron luego de que
Bolívar no pagó la suma prometida. Las rentas públicas que se manejaban a nivel
departamental no eran suficientes y fluidas para sufragar el compromiso
adquirido con la nueva fundación lancasteriana de Caracas al ritmo de las
exigencias del prestigioso preceptor. Por ello, el Intendente Escalona acudió
al Gobierno Central de Bogotá para gestionar 1.500 pesos del tesoro nacional
para el pago del director de la nueva escuela. No obstante esta voluntad de
cooperación, las dificultades imperantes y la economía de guerra impedían que
el dinero llegara a la escuela, y si llegaba, venía incompleto, problema éste
que contribuirá a causar tropiezos a la iniciativa de Lancaster. A esto se
sumará la exigencia que la Municipalidad haría al pedagogo inglés para que
incluyera la enseñanza obligatoria de la fe católica en su escuela, petición a
la que éste se negaría persistentemente, como lo hiciera en Inglaterra ante las
presiones de la Iglesia Anglicana.
Fueron muchas
las recomendaciones que Lancaster propuso a la nueva República para consolidar
su proyecto educativo y que fueron desatendidas por la carencia de recursos.
Entre éstas se cuentan la creación de un Jardín Botánico y un Laboratorio de
Ciencias Físicas, la fundación de una Biblioteca para los maestros en formación
y una imprenta para editar textos escolares.
Todas estas
dificultades llevaron al pedagogo inglés a abandonar la empresa para la que
había sido invitado a Caracas, luego de tres años de esfuerzos y penurias
económicas. Cuando Bolívar llega a Caracas en enero de 1827, la situación de Lancaster
era muy difícil. Su permanencia durante aquellos años que van desde mediados de
1824 a fines de 1826, había sido fecunda en problemas y conflictos por una u
otra razón y todo ello había contribuido a deteriorar su buena imagen. De modo
pues que Bolívar se encuentra con una situación difícil de recuperar.
Bolívar, pese a su ingente obra de militar y
político que ocupaba casi todo su tiempo, tuvo algunos momentos para reflexionar sobre la educación de nuestra América
y Encina (1964:254) nos ha dejado una cita en que Bolívar define a su ideal de
maestro:
“el hombre
generoso y amante de la patria, que sacrificando su reposo y su libertad, se
consagra al generoso ejercicio de crearle al estado ciudadanos que lo
defiendan, lo ilustren, lo santifiquen, lo ennoblezcan y le engendren otros tan
dignos como el ser ciudadano benemérito de la patria: busca la veneración del
pueblo y el aprecio del gobierno. Este debe alentarle y concederle distinciones
honrosas” pero el Libertador, llevado por sus ideas modernizadoras, hace un
alcance a este ideal: “claro que no hablo de los que llaman maestros de
escuela, es decir, de aquellos hombres comunes, que armados del azote, de un
ceño tétrico y de unas perfectas declamaciones, ofrecen más bien la imagen de Plutón,
que las de un filósofo benigno. Aquí se enseñan más preocupaciones que
verdades; es la escuela de los espíritus serviles, donde el miedo no permite al
corazón el goce de otras sensaciones
Las
conversaciones con Lancaster influyeron en la percepción moderna que tenía Bolívar
sobre la educación que precisaba la América hispana.
Los años posteriores.
Lancaster
pasa de Caracas a los Estados Unidos, donde permanece hasta 1829, cuando decide
trasladarse al Canadá. Allí no tendría éxito al tratar de establecer su
sistema.
Residía en
Nueva York en 1838, cuando fue atropellado por un carruaje y falleció a
consecuencia de las heridas recibidas. Publicó libros sobre su sistema de
enseñanza, y una Autobiografía en 1833
·
The
British System of Education (1812)
·
Epitome
of the Chief Events and Transactions of my Own Life (1833).
Ambas
permiten al lector conocer la educación como era en su época y comprender
entonces la enorme tarea que enfrentó este educador.
El método se
propagó, por México, Río de Janeiro, Buenos Aires y Bogotá, para convertirse en
el método oficial de enseñanza primaria
en la mayoría de países de América Latina.
El método de enseñanza mutua fue bien recibido en América de habla
hispana, pero sus preconizadores eran vistos con desconfianza, toda vez que
eran a la vez divulgadores de la biblia, lo cual estaba prohibido por la santa
sede que condenaba la traducción de ésta a los idiomas vernáculos.
El papa Gregorio
XVI llevado por la doctrina que prohibía la lectura de la biblia, condenó en
1844 a las sociedades bíblicas por considerar que animaban a fieles e infieles
a leer el libro sagrado sin ninguna guía espiritual. Posteriormente, el papa Pío
IX emite la encíclica qui pluribus en el año 1846 y en lenguaje especialmente
agresivo, ataca a esas sociedades por considerarlas muy astutas y porque
rechaza “.. las horribles infecciones de todos aquellos volúmenes y opúsculos
que llegan de todas partes y enseñan a pecar...; contra las doctrinas
pestilentes, el montón de errores...la desenfrenada libertad de pensar, de
hablar, de escribir...y contra las perversas enseñanzas, sobre todo de
filosofía, que engañan y corrompen miserablemente a la juventud,
suministrándoles hiel de dragón en el cáliz de babilonia” (citado por alighiero
,1992, tomo 1: 458).
El mismo
papa, en 1849, a petición de los curas de américa del sur, renueva su ataque contra las sociedades
bíblicas y solicita que el clero vele en las escuelas tanto públicas como
privadas para que la enseñanza esté conforme con la doctrina católica. Como se
aprecia, la iglesia católica veía con preocupación que las enseñanzas de los
protestantes invadieran la américa hispana y que los herejes lograsen
apoderarse de las almas y mentes de sus habitantes, poniendo en peligro la
hegemonía católica en el continente.
Además, la
iglesia no veía con agrado a los divulgadores de la didáctica de Lancaster por
su condición de protestante y no por el
método pedagógico en sí y
porque además los protestantes
estaban invadiendo un área de la sociedad -la educación- que había sido
un monopolio de ella. Era predecible que surgieran problemas que
subterráneamente impidieron la mayor divulgación de la nueva enseñanza en el
continente y que apagarían la dinámica del método en toda la américa hispana.
Los obstáculos
económicos, culturales y religiosas impidieron su consolidación, y poco a poco
cayó en desuso. Fue utilizado en México hasta 1890, cuando la Compañía
Lancasteriana se disolvió (Roldan, 1999). Cuando el sacerdote chileno Camilo Henríquez
(1769-1825) se encontraba en argentina en 1819, conoció que al país había llegado
el ciudadano norteamericano Diego Thompson, con la misión de enseñar el método
creado en Inglaterra por Joseph Lancaster, Camilo Henríquez quedó tan
impresionado por la experiencia de argentina, que elaboró una memoria titulada
bosquejo compendioso del sistema de enseñanza mutua , a la luz de este
documento, Bernardo O´Higgins resolvió invitar a Thompson a pasar a Chile.
John Diego Thompson
(Más conocido
como Diego Thomson) Nació en Creetown, Escocia
el 1 de septiembre de 1788.Fue un pastor Bautista y educador, que recorrió
Latinoamérica en el siglo XIX, para promover el sistema de educación
lancasteriano en las nuevas naciones hispanoamericanas y para predicar el
evangelio y los principios cristianos. Thompson en su labor como misionero
trajo la Biblia en la lengua de los pueblos americanos y promovió su lectura. En
1818, Diego Thomson, joven y solitario, desembarcó en el puerto de la ciudad de
Buenos Aires dispuesto a producir cambios sociales, de acuerdo a lo que su
conciencia le indicaba como llamado divino. La recepción que Diego Thomson tuvo
por parte de las autoridades de Buenos Aires fue extraordinaria e increíble; y
poco a poco se ganó la confianza y el apoyo de los círculos más influyentes de
la ciudad. Fue amigo íntimo de los grandes próceres de la Independencia, hecho
que facilitó su trabajo para dar a conocer las Sagradas Escrituras.
Thomson llegó
representando a la Sociedad de Escuelas Británicas y Extranjeras, entidad
formada para difundir la educación pública, de acuerdo a un sistema que había
adquirido gran prestigio por aquellos años. Este sistema había sido difundido por
el pastor Joseph Lancaster, extrayendo del Antiguo y Nuevo Testamento porciones
que creía adecuadas para la comprensión e instrucción de los niños. Las mismas
fueron impresas en la imprenta del Estado y distribuidas en todas las escuelas
públicas. En 1820 Thomson
recibió 400 Nuevos Testamentos en castellano, y algunos más en otros idiomas,
de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Estos ejemplares se salvaron
milagrosamente del navío que los traía, Ebenezer. También recibió Nuevos
testamentos de la Sociedad Bíblica Americana cuando la institución tenía sólo cuatro años de fundada.
En ese
tiempo, la distribución bíblica se desarrollaba sin obstáculos, llegando la
Palabra inclusive a la Biblioteca Nacional. Otros ejemplares llegaron al norte
argentino, más precisamente a la Provincia de Tucumán. Uno de los ejemplares
debió haber sido el que poseía el culto Alberdi, quien en sus «Bases para la Constitución»
abogaba por una inmigración de los pueblos que conocían la Biblia.
Diego Thomson
se fue de Buenos Aires para continuar su tarea en toda América. Se fue lleno de
esperanza, comentando lo siguiente sobre su trabajo en Argentina:
«Ustedes
percibirán fácilmente las grandes ventajas que surgen de esta distribución
indirecta de las Escrituras... vuelvo mis ojos con placer a los niños. Allí
comenzará la gran reforma. Sobre este fundamento debe ser construido todo lo
que es noble en nuestra especie, por medio de lo cual Dios debe ser
glorificado. Y cuanto más profundo se ponga este fundamento y más temprano se
comience la instrucción, tanto más majestuoso y hermoso será el edificio
levantado».
En 1827 por
orden de las sociedades bíblicas británicas viaja a México, llega a Veracruz
con su esposa el 2 de mayo y llevo consigo 300 biblias y 1000 nuevos
testamentos para repartirlos. Entabló amistad con el político liberal y
sacerdote mexicano José María Luis Mora, dos meses después pidió a Londres
otras mil biblias y mil nuevos testamentos. A pesar de que la prensa y de la
iglesia católica prohibía la lectura de la biblia algunos sacerdotes aceptaron
la lectura de las sagradas escrituras y que se fundara las Sociedad Bíblica
Mexicana. Mora dirigía el periódico “El Observador de la Republica” donde animo
al pueblo a leer la Biblia y estudiarla.
Entre 1833 y
1837 viajo por el Mar del Caribe, visito Haití donde recomendó a las sociedades
bíblicas en Londres traducir la Biblia al haitiano. Gracias a Thompson se fundó
la Sociedad Bíblica de Haití, luego recorrió las Antillas. En Cuba regalo
biblias a los esclavos negros, pero las autoridades acusaron a Thompson de
incitarlos a revueltas, por lo que tuvo que irse a Canadá y en 1838 comenzó a
evangelizar a los indígenas Chippewas.
Continúo su
labor misionera en España. Gracias a sus esfuerzos se fundó la Sociedad
Española de Evangelización en 1855. En 1849 parte a Inglaterra. Muere en Londres,
25 de febrero de 1854, a los 66 años.
Bibliografia
ABBAGNANO, N. (1982). Historia De la
Pedagogía. México:.
· ABBAGNANO Y VISALBERGHI(1993) historia
de la pedagogía. Fondo de Cultura Económica, México
· CAMPOS VILLALOBOS, N (2006) historia
del pensamiento pedagógico. tomo 1, fcb, Santiago de Chile
·
FERNÁNDEZ HERES, R. (1984). Sumario:
Escuela Caraqueña de Lancaster. San Cristóbal: Universidad Católica del
Táchira.
·
MIRANDA, OLGA (2011); la filosofía de
la educación en cuba: sus orígenes. en
http://www.hottopos.com/vdletras4/olga.htm
Comentario sobre la clase
La clase de Historia de la Libertad de Culto en Venezuela estuvo muy interesante y me llevo a revisar los trabajos de ABBAGNANO, N. y FERNÁNDEZ HERES, R. entre otros, donde conseguimos información valiosísima acerca de la historia de la educación en Venezuela y de los inicios del Estudio Biblico en America. Dictada por el Profesor Carlos Valero fue muy amena e interesante
Comentario sobre la clase
La clase de Historia de la Libertad de Culto en Venezuela estuvo muy interesante y me llevo a revisar los trabajos de ABBAGNANO, N. y FERNÁNDEZ HERES, R. entre otros, donde conseguimos información valiosísima acerca de la historia de la educación en Venezuela y de los inicios del Estudio Biblico en America. Dictada por el Profesor Carlos Valero fue muy amena e interesante
0 comentarios:
Publicar un comentario